Un Recorrido Fantastico
Un recorrido Fantástico. Me llamo Lorena Aragones, nací un 24 de julio de 1984, en el hospital Lagomagiore de la ciudad de Mendoza.Mi familia desde entonces estaba compuesta por mi papá Alejandro Aragones, mi madre Betsabe González y mis dos hermanos mayores Gabriela y Sebastián. Vivimos unos años en Guaymallen, hasta que gracias a Dios mis padres decidieron por cuestiones de trabajo mudarse al pago de mi madre, “San Carlos” mi pueblo querido. Teniendo yo dos años y el nacimiento de mi hermanita Cristal, nos mudamos a una casa muy linda, en donde tenía dos habitaciones, cocina comedor y un baño, lo más lindo fue que nuestro primer año de invierno dormíamos todos en la cocina, ya que teníamos mucho frío y una hermosa estufa a leña.Teniendo yo cinco años, nace una integrante más mi hermana Florencia, la familia se iba agrandando y gracias a Dios mi padre tenía trabajo ya que el solo trabajaba.En ese entonces comienza mi primer año de escolarización, el jardín de infantes, quedaba a unas cuatro cuadras de mi casa, y es la misma escuela que cursé toda mi primaria. La Matías Zapiola, una escuela muy hermosa con grados grandes y sillas de madera, el jardín estaba ubicada en el fondo del edificio. Mis recuerdos con mucha dulzura sobre mis compañeritos que de a poquito se fueron convirtiendo en mis compañeros de infancia, recuerdo que el guardapolvo era rozado y los nenes tenían de color azul, llevábamos la canastita de la merienda y una bolsita de higiene también de color rosado.Los primeros días era horribles porque mis padres me dejaban sola con la maestra y siempre me quedaba llorando, hasta que me adopté a convivir con ellos. Todo estaba muy lindo, pintábamos, jugábamos, tomábamos las meriendas, hasta que tuvimos que empezar primer grado; la angustia había recaído nuevamente con mí y mis padres me dejaban y se iban por que no lo dejaban quedarse. Pero tuve la suerte de tener los mismos compañeritos y una señorita que me ayudaría a seguir adelante, su nombre es Perla y desde casi entonces se me convirtió en mi maestra del alma. Como mis hermanos esa escuela me llevaban de la mano y me dejaban en el aula, mis compañeritos ya formaban parte de mí, en primer grado fuimos a visitar el zoológico de la Ciudad de Mendoza y el Acuario, viajamos en el colectivo y la pasábamos genial. Mis compañeros con el tiempo formaron parte de mi vida, ya que juntos aprendimos a leer, escribir, y a compartir.Mi seño era muy buena y nos quería mucho, siempre nos ponía de ejemplo ante los otros niños, siempre nos regalaba un caramelo, pero teníamos que un bezo y traerle los deberes hechos.Después comienza mi segundo grado ¡Qué año! mi maestra era mala más y nada menos que la Señorita Yoyi, la maestra más mala de la escuela, primero le teníamos miedo pero nos acostumbramos a quererla y comprenderla. En ese año participábamos de un acto que se realizaba en el club San Carlos, que quedaba enfrente de la escuela, salimos de fruta y verdura y a mí me tocó ser una “uva”, ese acto fue muy especial porque lo disfruté mucho, mi papá me hizo un armazón de alambre y le dio la forma de uva con globos morados.Luego los años de primaria se fueron pasado, íbamos a los cumpleaños de todos, realizábamos bicicleteadas , y lo más lindo era los picnic de fin de año, todos los años íbamos al poli deportivo que quedaba a 4 o 5 cuadras de la escuela, cada grado se ponía aparte y compartía con sus compañeros el día, comíamos de todo, siempre me acuerdo me Acuerdo de un compañero que como su papá tenía almacén llevaba de todo y nosotros nos peleábamos junto a él, para que nos convidara y la coca cola era sagrada para él y para nosotros.Los cumpleaños eran muy divertidos, el que mas recuerdo es el de Matías, el vivía en tres esquinas y cuando llegaba el día de su cumple el padre, maestro de la escuela nos llegaba a todos en su camioneta. En quinto grado yo tenía tres hermanitos más, mi hermana Rocio, Aldana y Darío con dos añito de edad. La familia se iba agrandando.Yo tenía una amiga, que se llamaba Celeste y con ella compartí muchos momentos felices, era como una hermana para mí. En la escuela me iba muy bien, los años de primaria estaban finalizando y la angustia apareció de nuevo, por que comprendíamos que todo iba a cambiar. Comenzábamos séptimo grado teníamos mucho miedo y a la ves alegría, por que comenzaríamos nuestro soñado secundario y miedo por que el grupo que siempre fue tan unido y compañero se tenía que separar.Y lo más fuerte fue que mi mejor amiga Celeste no seguiría estudiando y eso me dolió mucho, pero no pude convencerla.A mediados del año mi mamá tuvo a mi hermanito menor Gerardo, pero las cosas no salieron muy bien ya que los médicos habían hecho mala praxis y estuvo en cama tres meses, y yo me encargué de cuidar a Gerardo, hoy nos une un vinculo muy grande ya que él es mi hermano del alma.La escuelita que tantas cosas nos brindó nos estaba despidiendo, nos producía mucha angustia dejar nuestro grado, el espacio en donde habíamos hecho nuestra primaria completa en donde estaban grabados nuestros nombres, tareas, nuestras risas y tristezas.Nuestro patio, día a día nos estaba despidiendo junto a nuestros maestros y celadores, por que el día llegaría, y esos niños que un día llenos de miedo entraron a la Matias Zapiola ya habían crecido y su etapa finalizando.Lo único que quedo de nosotros con nuestra escuela fue un cuadro con nuestros rostros y apellidos. Y aquel grado sagrado que nos albergó por tantos años grabado en nuestras mentes
1 comentario
Prof. Martín Elgueta -
Por otro lado solicito tu autorización para publicarlo en el blog "Biografías Escolares". Quedo a la espera de tu respuesta.